El Teatro Arriaga acoge este fin de semana, mañana sábado día 9 y el domingo 10 de octubre, sendas funciones -las dos a las 19:00 horas- de La casa de los espíritus, de Isabel Allende, adaptada para la escena por Anna Maria Ricart, con dramaturgia de Anna Maria Ricart y Carme Portaceli, y dirigida por la propia Carme Portaceli. La obra, que traslada el universo mágico de la novela original al teatro en todo su esplendor, está protagonizada por Jordi Collet, Carmen Conesa, Inma Cuevas, David Fernández “Fabu”, Gabriela Flores, Francesc Garrido, Miranda Gas, Borja Luna, Pilar Matas y Guillermo Serrano.
Isabel Allende escribió La casa de los espíritus en 1982. En ella, la autora chilena narra la historia de la familia Trueba a lo largo de cuatro generaciones, un período que abarca casi un siglo, en un país que atraviesa enormes cambios sociopolíticos que culminan con una dictadura devastadora. Es una saga de mujeres cuyos nombres tienen algo en común: la luz. Nívea, Clara, Blanca, Alba… Y esta última es la encargada de reconstruir la historia de la familia.
En esta historia, la vida familiar y las cosas del mundo y de la vida para las que muchas veces no tenemos explicación, suceden a la vez y tienen relación entre sí. Es una obra que habla de reconciliación, de la posibilidad de cambiar, esto es, de comprender. En la novela hay tensión entre la memoria, las contradicciones, la violencia y cómo se rescata el sentido de reconciliación con las cosas que pasan en un país y en una familia. Por supuesto, dentro de eso está el perdón y, básicamente, el amor. Toda la obra es como un laberinto lleno de realismo mágico en el que se aprecia cómo la política planea sobre las cabezas de las personas sin que tengamos nada que ver con ella.
En la puesta en escena, como en la historia, todo está vinculado: el paso del tiempo, la magia, la política… todo va ocurriendo poco a poco y a la vez. Algunos de los actores interpretan varios personajes y la historia se entiende muy bien.
Y por supuesto, La casa de los espíritus no puede no tener espíritus. La magia es la que conforma ese mundo tan especial y que debe tener su lugar preeminente. Más allá de los poderes de la protagonista, Clara, es la mirada de Allende sobre ese microcosmos que es la familia Trueba lo que hace aparecer la magia. La adaptación teatral mantiene esa forma diferente de mirar que tiene la autora y con la que edifica un universo. Así, aunque Ricart en su adaptación se ha centrado sobre todo en lo que pasa y en los diálogos, no ha obviado algunas de las descripciones, pues ellas contienen en gran parte la magia que hay en la novela. La adaptación mantiene la riqueza del lenguaje de la autora porque es inextricable de la acción. Aquello que ocurre no se puede separar de la manera de contarlo. Y como resultado ha dado un precioso montaje teatral que el público de Bilbao recibe este fin de semana.
Fotografía de Jesús Ugalde